🗳️ Las cinco claves del año electoral
En los siguientes párrafos, se señalan los que en estos momentos son los aspectos más relevantes de la contienda electoral a nivel nacional.
Arranca 2023, un año plagado de citas electorales cuya primera parada en nuestro país serán las municipales y autonómicas del 28 de mayo. Tras estas, España ocupará la Presidencia rotatoria de la Unión Europea mientras camina hacia unas elecciones generales decisivas. Entramos así en una campaña permanente que durará meses y para la que los partidos ya ultiman sus equipos. En los siguientes párrafos, señalo los que en estos momentos son los cinco aspectos más relevantes de la contienda electoral a nivel nacional.
1. Las transferencias de voto entre PSOE y PP
El trasvase de votantes entre partidos siempre es determinante en el resultado de unas elecciones, más si este provoca la ruptura de equilibrios existentes entre los dos bloques de la izquierda y la derecha. En este sentido, el PP viene mostrando en los últimos meses (desde antes de verano, cuando se produjo el cambio de liderazgo orgánico) una importante capacidad de atracción de votantes socialistas. Si entre los meses de septiembre y noviembre los socialistas estaban logrando revertir la situación, ahora, con el inicio del año, nuevos sondeos vuelven a situar esta transferencia en el 7% (más del 11% si consideramos el total de voto que se iría del PSOE al bloque de la derecha). Por contra, los socialistas serían incapaces de captar votantes provenientes del PP.
Esta cuestión es determinante para entender el momento en el que se encuentra la competición partidista en España. Se añade que las formaciones de izquierdas, tanto PSOE como Unidas Podemos, muestran tasas de fidelidad bajas si se comparan con las de PP y Vox. Esto se traduce en que entre aquellos votantes que en noviembre de 2019 optaron por el PSOE o UP, si mañana se celebraran elecciones, habría un importante número de de electores que no repetirían su voto.
2. Sumar y la reconfiguración del espacio de Unidas Podemos
Buena parte de lo que ocurra con la movilización del electorado de izquierdas dependerá de lo que suceda con la plataforma Sumar, impulsada por la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, y Podemos. Mientras Díaz prosigue con su “proceso de escucha”, la forma en la que encajará la formación morada en el nuevo actor político sigue siendo una incógnita. Las tensiones existen y la supervivencia de las organizaciones políticas es el objetivo último de estas. Las desavenencias podrían acabar lastrando las opciones de un espacio político necesitado de una catarsis y que antes de las generales deberá afrontar unas municipales y autonómicas (en las que no estará Sumar) que tienen el riesgo de dejar un estado anímico de derrota del que sea difícil salir.
En cualquier caso, todos los grupos del espacio político (incluidos Izquierda Unida, Comunes, Compromís y Más País) están condenados a entenderse ante un sistema electoral que, gracias a los distritos de pequeña magnitud, penaliza con contundencia la fragmentación de candidaturas.
3. El estancamiento electoral de Vox
La etapa electoral expansiva de Vox ha terminado. Desde abril de 2022, la formación ultraconservadora liderada por Santiago Abascal ha pasado de una media del 20% al 15% en estimación de voto. El cambio de rol vivido tras las elecciones autonómicas de Castilla y León, donde decidieron ser socio minoritario de un Gobierno liderado por el PP, sumado al fracaso electoral en Andalucía y las primeras divergencias estratégicas de calado que culminaron con la salida de Macarena Olona, han situado a Vox en una coyuntura distinta a la que habían vivido hasta ahora.
Gestionar las expectativas será fundamental para un partido al que le ha pasado factura tener unos dirigentes incapaces de expandirse electoralmente más allá de los límites de la derecha. Tampoco les ha ayudado el cambio de liderazgo en el PP, ni que estos se hayan beneficiado (por ocupar la en mayor medida de la desaparición de Ciudadanos. En cualquier caso, el resultado de Vox será determinante si el bloque de la derecha quiere articular una mayoría parlamentaria por sí solo.
4. La figura política de Feijóo
El poder desgasta al que no lo tiene. La frase atribuida al ex primer ministro italiano Giulio Andreotti podría ser definitoria de lo que le acabe ocurriendo a Alberto Núñez Feijóo. Allá por la primavera de 2022, el flamante nuevo líder popular lideraba las encuestas mientras que era el mejor valorado entre los principales líderes políticos de ámbito nacional. La “luna de miel” duró dos telediarios hasta que empezó a caer como consecuencia de errores no forzados, pese a que ahora su figura se estabiliza en las valoraciones. Todavía es pronto para saber si será capaz de llegar a la Moncloa y convertirse así en el próximo presidente del Gobierno. Lo que si previsible es que 2023 le resultará largo. De momento, sus valoraciones se encuentran ya en el 4,4, según el CIS (6,7 entre su propio electorado) y tiene una tasa de desconfianza del 70% entre el conjunto de los votantes.
5. Sánchez, la presidencia europea y la evolución de la economía
La última de las claves es Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno afronta un año cargado de visibilidad internacional gracias a la presidencia de la Unión Europea que España desempeñará durante el segundo semestre de 2023. Si la evolución de la economía se mantiene en términos positivos (la economía de España liderará el crecimiento de la eurozona en 2023) y el clima social permanece estable, sus opciones de continuar como presidente del Gobierno aumentarán.