📺 Separación: la serie que te recordará que trabajas para mantener el orden social
La serie distópica nos recuerda rasgos de nuestro día a día laboral y como el trabajo cumple en las sociedades actuales un papel determinante en la alienación de las personas.
La serie ‘Separación’ (Severance) nos cuenta la historia de Mark Scout (Adam Scott) y sus compañeros. Todos forman un grupo de oficinistas de una gran empresa (Lumon Industries) a los que quirúrgicamente se les ha separado sus recuerdos laborales y los de su vida personal. Esta separación de personalidades supone en la práctica que durante la jornada laboral los trabajadores estén a merced de la compañía sin saber quiénes son en su ámbito privado.
La distopía nos recuerda de forma exagerada (como rasgo característico de su género) aspectos de nuestro día a día laboral y como el trabajo cumple en las sociedades actuales un papel determinante en la alienación de las personas con el orden social establecido. La separación quirúrgica de los recuerdos acaba convertida en la historia que nos cuenta la serie de AppleTV (sí, una empresa tecnológica como Apple está detrás de esta ficción) en una doble vida de los trabajadores, quienes cuando salen de su oficina adoptan una personalidad distinta.
La premisa central evoca de esta forma a la adaptación que hacemos, en mayor o menor medida, en los entornos laborales. Un ámbito en el que la relación jerárquica, más o menos amable, hace que nuestra auténtica personalidad se vea limitada (nadie actúa igual en su casa que en la empresa). La situación de estos trabajadores permite a la corporación explotar a una mano de obra que deja sus problemas personales en la puerta de la oficina. Permanecen así entregados completamente al desempeño de sus tareas durante toda su jornada laboral. El sueño húmedo de cualquier empresario o departamento de Recursos Humanos. También el de aquellas personas adictas al trabajo o que utilizan este para olvidarse de sus problemas personales.
La serie también refleja las relaciones jerárquicas, los desequilibrios y las desconfianzas presentes en estas organizaciones y que afectan a los propios departamentos. Todos los roles y dinámicas empresariales te resultarán familiares. Desde nombres de los cargos o departamentos que suenan muy bien pero que no se sabe qué hacen (como esas denominaciones anglosajonas tan frecuentes en startups o consultoras) hasta tareas de las que no se conoce su funcionalidad. Mismamente, el trabajo que realizan los protagonistas carece de sentido, al menos, inicialmente, y es a todas luces prescindible pero juega ese rol de alineamiento social. Tampoco se pasa por alto el diseño de las oficinas. Un espacio laberíntico, vacío, sin luz del exterior que resulta nada acogedor.
La primera temporada de la ficción va más allá y formula una crítica completa de otras cuestiones presentes en las relaciones laborales actuales. Siguiendo con las ya mencionadas relaciones jerárquicas, se muestran de forma certera las presiones que reciben los mandos intermedios en las empresas por parte de sus superiores. Una presión que posteriormente trasladan a sus subordinados, realizando así una función de correa de transmisión. Desde el propio protagonista que coordina a sus tres compañeros hasta su superiora (personaje interpretado por Patricia Arquette). En el caso de esta, su función es más siniestra, no solo porque no se haya sometido a la cirugía, sino porque realiza un control férreo de sus trabajadores fuera de la oficina. Aparece así otro elemento actual como el derecho a la desconexión e intromisión de la empresa en tu vida personal, que también se ve vulnerado en la historia.
La separación de recuerdos conlleva una carencia de identidades que acompañan a la doble vida de estos personajes. El estar en tu jornada laboral sin saber quién eres fuera puede llevar a despreocuparte, pero en el fondo acaba provocando un cuestionamiento e inquietud. De la misma forma, cuando estos se encuentran fuera de la oficina se preguntan qué tareas han realizado durante su jornada laboral. No se puede obviar que en la actualidad el trabajo juega un papel fundamental en la construcción de identidades de las personas.
A la identidad le acompaña la obligación de ir a trabajar aunque no lo desees. El personaje de Helly (Britt Lower) quiere dimitir de su puesto, pero le resulta imposible a lo largo de los diversos capítulos, ya que su “yo” del exterior no quiere dejar el trabajo. La situación se asimila a aquellas personas que cuentan con un empleo que se les hace insoportable (por su precariedad y hostilidad), pero que económicamente les resulta indispensable y no pueden renunciar al mismo.
Por último, otro aspecto actual recogido en la serie es la terapia psicológica como medida para que sigas siendo productivo. No se trata de que el trabajador se encuentre bien y tenga una vida plena, sino que se busca paliar el estrés que te genera el sistema capitalista para que vuelvas a producir. En este caso, para más inri, es la propia empresa la que ofrece los servicios terapéuticos bajo el eufemismo de “sesiones de relajación” cuando observa que el oficinista está a punto del colapso.
En definitiva, la serie creada por Dan Erickson y dirigida por Ben Stiller y Aoife McArdle es una ficción muy recomendable, seguramente, la mejor del último año. No solo lo es por su calidad cinematográfica, sino por la crítica social presente en cada uno de sus episodios. Por todo ello, no deberías perdértela.