Cartografía política (I): Cuatro países en el umbral
Elecciones anticipadas, crisis institucionales y pulsos autoritarios reconfiguran el mapa político de Portugal, Canadá, Rumanía y Turquía. Cuatro escenarios de incertidumbre que revelan tensiones.
En un mundo donde las certezas políticas se desdibujan, el calendario electoral ya no basta para explicar los giros de guion. Portugal, Canadá, Rumanía y Turquía enfrentan momentos de alta intensidad institucional, cada uno a su manera: gobiernos que caen, candidatos que emergen o son apartados por la fuerza, y sistemas que se tensan al borde de su capacidad democrática. Esta primera entrega de Cartografía política traza un mapa en movimiento: cuatro países distintos, pero unidos por una misma pregunta de fondo: ¿Quién tiene el control cuando el ciclo político se agota y las reglas de juego parecen reescribirse sobre la marcha?
Portugal: Democracia en modo ciclogénesis
Tres elecciones en tres años: la era del interregno permanente
Portugal celebrará el próximo 18 de mayo sus terceras elecciones legislativas anticipadas desde 2022, en un ciclo de inestabilidad política sin precedentes en su democracia contemporánea. Desde la caída de António Costa en 2023 hasta la reciente dimisión de Luís Montenegro, el país ha sido incapaz de sostener un gobierno durante toda una legislatura. La campaña permanente ya no es una metáfora: en menos de un año habrá elecciones legislativas, locales y presidenciales.
El escándalo Spinumviva: ética política bajo sospecha
La raíz de la actual crisis está en Spinumviva, una empresa de consultoría fundada por Montenegro antes de asumir el liderazgo del PSD. Aunque transfirió su propiedad a su esposa e hijos, la firma siguió operando y recibiendo ingresos de empresas con contratos públicos. Esto desató sospechas de conflicto de interés y enriquecimiento indirecto. La cuestión de confianza fallida que presentó el propio primer ministro aceleró su caída y precipitó la disolución del Parlamento.
Polarización, bloqueo institucional y el fantasma de Chega
Las encuestas predicen un resultado similar al de 2024: una victoria ajustada de la derecha sobre los socialistas, con Chega consolidado como tercera fuerza. La extrema derecha, pese a su desgaste, mantiene un papel clave como potencial bisagra, aunque Montenegro ha insistido en no pactar con ellos. Aun así, figuras influyentes del PSD, como el ex primer ministro Pedro Passos Coelho, abogan por un acercamiento estratégico. La gobernabilidad, en este escenario, se complica todavía más.
Una economía estable en contraste con una democracia fatigada
Mientras la política navega entre mociones, disoluciones y sospechas éticas, la economía portuguesa sigue mostrando solidez: bajo desempleo, crecimiento sostenido, cuentas públicas ordenadas. Pero esta estabilidad macro contrasta con una creciente fatiga ciudadana: las crisis políticas reiteradas han erosionado la confianza y desplazado el foco de los debates hacia temas como vivienda, sanidad y educación. Como advirtió el presidente Marcelo Rebelo de Sousa, la prioridad debe ser “fortalecer y no debilitar la democracia”.
Canadá: Soberanía en juego y elecciones en modo relámpago
Mark Carney: de tecnócrata global a líder de emergencia
Carney, exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, asumió el liderazgo del Partido Liberal y la jefatura del Gobierno tras la dimisión de Justin Trudeau. Lo hizo sin tener escaño parlamentario y con escasa experiencia electoral, pero con una reputación forjada en crisis financieras y en los foros internacionales. A los nueve días de asumir el cargo, ha convocado elecciones anticipadas para el 28 de abril: una apuesta por la legitimación exprés en un contexto de amenaza externa y desorientación interna.
Trump y la doctrina del Estado 51: la amenaza existencial
La campaña ha sido moldeada por un actor externo: Donald Trump. Su retórica —comparar a Canadá con Ucrania, cuestionar la validez del tratado fronterizo, sugerir su anexión como el “Estado 51”— ha provocado un shock en la sociedad canadiense. Lo que en otros momentos podría parecer una provocación se ha vuelto creíble en el contexto de su segunda presidencia: aranceles agresivos, amenazas comerciales, y un discurso de supremacía hemisférica que recuerda a la lógica de las esferas de influencia del siglo XIX. Carney ha capitalizado esta amenaza con una narrativa de defensa nacional: “Canadá nunca, jamás será parte de Estados Unidos”.
Redefinir el liberalismo: eficiencia, redistribución y orgullo nacional
Carney ha esbozado un programa de modernización pragmática. Eliminación del impuesto al carbono, reversión del aumento de las plusvalías, rebajas fiscales para rentas bajas, creación de un ministerio de eficiencia pública y apuesta decidida por catalizar inversión privada en energías limpias, infraestructuras y vivienda. Pero su mensaje va más allá de la economía: apela al orgullo cívico, a una idea de país que no se define por lo que no es, sino por lo que quiere ser. Frente al caos, propone estabilidad. Frente a la incertidumbre, responsabilidad.
Una contienda electoral reconvertida por la geopolítica
Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador, llegaba a esta campaña con ventaja en las encuestas. Pero su cercanía ideológica con Trump se ha convertido en un lastre. Mientras los liberales reformulan su relato en clave soberanista y multilateral, los conservadores buscan un reposicionamiento apresurado con el eslogan “Canadá primero”. La contienda ya no gira solo en torno al coste de vida o los impuestos: se ha transformado en una disputa sobre el lugar de Canadá en el mundo, sobre su autonomía, su capacidad de resistencia y su vocación internacionalista.
Rumanía: Democracia interrumpida y soberanismo en auge
Elecciones suspendidas, injerencia rusa y una democracia desbordada Rumanía repetirá las elecciones presidenciales el 4 y el 18 de mayo, tras la anulación sin precedentes de la segunda vuelta celebrada en diciembre. El Tribunal Constitucional invalidó los comicios al detectar una operación de desinformación atribuida a Rusia, destinada a favorecer al candidato ultranacionalista Calin Georgescu. Informes de inteligencia revelaron la activación de miles de cuentas falsas en TikTok, muchas de ellas creadas por actores extranjeros, que amplificaron masivamente su campaña. Georgescu, que sorprendió con un 23% en la primera vuelta, ha sido inhabilitado de por vida por “violar la obligación de defender la democracia”, decisión que ha llevado su equipo a recurrir tanto al Tribunal Superior de Rumanía como al TEDH.
George Simion hereda el voto antisistema y lidera las encuestas Tras la exclusión de Georgescu, el principal beneficiario ha sido Simion, líder de la ultraconservadora Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), que encabeza todas las encuestas. Su discurso soberanista y anti-establishment, centrado en la lucha contra la corrupción, la defensa de la “identidad nacional” y el rechazo a la Agenda 2030, ha calado en una ciudadanía harta de las élites políticas. Simion propone una “Europa de Estados soberanos” y una OTAN estrictamente defensiva. Su cercanía retórica con el movimiento MAGA de Donald Trump lo convierte en un interlocutor incómodo para Bruselas y un actor a observar desde Washington.
Un tablero fragmentado entre el regreso del establishment y las alternativas liberales
El campo político tradicional se presenta dividido y desdibujado. Crin Antonescu, candidato de la coalición gubernamental (PSD–PNL–UDMR), regresa tras una década de retiro sin una propuesta clara ni carisma renovado. Victor Ponta, ex primer ministro, busca reposicionarse como soberanista moderado. La liberal Elena Lasconi (USR) y el independiente Nicușor Dan representan el bloque proeuropeo y reformista, pero compiten entre sí y no logran concentrar el voto urbano y progresista. En paralelo, otros perfiles excéntricos —exespías, eurodiputados ultra, exsacerdotes, actores y hasta un entusiasta de las armas residente en Florida— dan forma a una oferta electoral heterogénea y populista.
¿Hacia un punto de no retorno democrático?
Rumanía enfrenta no solo una elección presidencial, sino una disputa existencial sobre su modelo de democracia. La exclusión de candidatos, la percepción de censura, las movilizaciones masivas en apoyo a Georgescu y el ascenso de opciones radicales reflejan una crisis de legitimidad institucional. En un país fronterizo con Ucrania y miembro clave de la UE y la OTAN, la amenaza híbrida rusa no es solo externa: se infiltra en el debate público, en la narrativa política y en la desconfianza creciente hacia el Estado. Lo que ocurra el 18 de mayo marcará no solo el liderazgo del país, sino también su rumbo geopolítico y democrático en el corazón del Este europeo.
Turquía: Erdoğan encarcela a su rival y acelera hacia la autocracia total
La detención de İmamoğlu: un punto de no retorno
El encarcelamiento de Ekrem İmamoğlu, alcalde de Estambul y principal rival político de Erdoğan, ha marcado el inicio de una nueva fase autoritaria en Turquía. Acusado de corrupción, extorsión y de liderar una “organización criminal”, İmamoğlu fue arrestado el mismo día en que fue proclamado candidato presidencial por su partido, el CHP. La anulación exprés de su título universitario —requisito constitucional para presentarse— sugiere una operación político-judicial diseñada no solo para inhabilitarlo, sino para eliminarlo del tablero como alternativa real. Su detención, junto a la de más de un centenar de colaboradores y dirigentes de la oposición, ha sido calificada por el propio İmamoğlu como “una ejecución extrajudicial”.
Protestas masivas, censura digital y represión generalizada
En cuestión de días, Turquía ha vivido la mayor ola de movilizaciones antigubernamentales desde la revuelta de Gezi en 2013. Más de 1.100 personas han sido detenidas en redadas coordinadas en 55 provincias. Se ha prohibido el derecho de manifestación, censurado redes sociales, bloqueado cuentas opositoras y agredido a periodistas en plena cobertura. Incluso Reporteros Sin Fronteras ha denunciado la escalada contra la libertad de prensa. Desde prisión, İmamoğlu ha llamado a una “revolución democrática” y ha instado a sus seguidores a resistir con dignidad. Mientras tanto, el gobierno amenaza con intervenir el CHP y su líder, Özgür Özel, ha convocado un congreso extraordinario para evitar una tutela judicial del partido.
Un giro geopolítico hacia la nueva autocracia global
El momento elegido por Erdoğan no es casual. El regreso internacional de Trump, su cercanía ideológica con el líder turco y la creciente indiferencia global ante los retrocesos democráticos crean un clima propicio. La alianza simbólica entre autoritarismos consolida una doctrina común: desmantelar las instituciones desde dentro, criminalizar a la oposición y moldear la democracia como un decorado.
Estabilidad macro con nerviosismo sistémico
El impacto financiero no se ha hecho esperar. La bolsa cayó un 15% la semana del arresto; la lira se desplomó a mínimos históricos y el banco central intervino con subidas de tipos y operaciones de urgencia para contener la crisis. La economía turca vuelve a estar sometida al mismo dilema de 2016 y 2018: ¿puede haber confianza sostenible en un país sin garantías institucionales? La respuesta, como tantas otras en esta nueva etapa, ya no se mide solo en cifras, sino en legitimidad.
Los casos de Portugal, Canadá, Rumanía y Turquía no son excepciones aisladas, sino síntomas de un momento global marcado por la erosión de consensos, el desgaste de liderazgos y la creciente volatilidad del poder. Cada país ilustra, con sus matices, las tensiones entre legitimidad y legalidad, entre estabilidad y representación, entre el voto y el veto. En las próximas entregas de Cartografía política, seguiremos explorando estos desplazamientos: no tanto para trazar fronteras fijas, sino para entender cómo y por qué se la política mundial se mueve.
Eduardo, la idea de que el calendario político ya no basta para leer el poder me parece clave y muy acertada. Lo de “¿quién tiene el control cuando se agota el ciclo?” me lo guardo para citarlo en más de una conversación.
No se pueden poner bajo el mismo foco analítico a Canadá, Portugal, Rumanía y Turquía